lunes, 11 de julio de 2011

Memorial de eventos tzikbaleros.

Hagamos memoria; si recordar es vivir, resumir debe ser algo muy parecido. ¡Marineros! Los invito a un viaje -no a Marte- sino a la estela de los eventos que han engalanado nuestra bienquerida cooperativa. No seguiré un orden cronológico, ni retrpospectivo, sino que me dejaré guiar por el más estricto como dios me de a entender. Eso sí, tratando de no dejar fuera nada dentro de mis muy humanas capacidades memoriosas.

Pues bien, hablando de memorias y nostalgias, quizá podemos también hablar de milongas, de choripan, de pasitos acompasados, y comenzar este ejercicio recordando nuestra Noche de Milonga, en que precisamente todos estos elementos estuvieron presentes, a media luz, con un vinito en mano, y una instructora de tango de primera. Ya encarrerados con el baile, no podemos olvidarnos del swing, ritmo que dio tema y tecitura a la primera de nuestras fiestas fuera de los confines físicos de Pabellón Copilco (Fiesta de swing en el bar la Época), que fue un éxito, y terminó como canción de Yuri: con un apagón, que lamentablemente se apropio de lo que de otra forma hubieran sido al menos un par de horas más de diversión. Hablando de pininos pero en eventos dentro de nuestro propio foro, quien nos haya acompañado un martes o jueves por la tarde, ya se habrá habituado a que, a esas horas, tzikbal se dice bailando salsa, costumbre que tiene su acto inauguiral precisamente en una clase abierta que fue uno de nuestros primeros eventos, titulado Noche Cubana, en nuestra primerísima semana de operaciones, ocasión en que se proyectó además la cinta Vampiros en la Habana, antecedente inmediato de lo que hoy es el Cineclub de esta Cooperativa.

Imágenes de nuestras clases de salsa, del swing en la fiesta de swing, y de nuestra noche de milonga

Con eso del baile, es preciso decir que en Tzikbal tenemos banda sonora: basta retroceder un par de semanas en la memoria para encontrarnos con los camaradas de Subson, cuya vocalista levanto más de un suspiro con su canto de sirena (ya hablaremos de Ulises más adelante), y cuyos acordes poblaron de musica, fanáticas gritando en frenesí, y mucho headbanging (bueno seguro alguien lo intentó) nuestro viernes por la noche no hace mucho. En plan más lirico bohemio, por el mismo armonioso carril de las bandas sonoras de Tzikbal, tengo el gusto de remontar mi oido al concierto de guitarra clásica con que el maestro Sergio Contla nos convidó no hace mucho, en cuyo repertorio se alternaban temas de la más fina hechura, nacidos en los tinteros de compositores latinoamericanos, de una identidad sonora tan clásica como propia, que hizo las delicias de los comensales, quienes además disfrutaron de un rico vino, como es costumbre con nosotros. Por si fuera poco, aquella noche nuestras sensibilidades fueron mimadas por la poeta Mónica Gameros, cuya lectura, ambientada por cantos de ultramar y pasamontañas, da el nombre Caída Libre a nuestro evento. Entre nuestro OST hasta ahora, no podía faltar la fusión de jazz, bossa nova, y una bellísima vocalista con que Vaina Café conquistó los timpanos y corazones de los asistentes, nada menos que una noche de este verano.

Cafe Vaina, Subson, Sergio Contla y Mónica Gameros en acción.

Sin perder este hilo conductor, pero ya en plan campechano, ¿cómo no incluir aquí nuestra Noche de Rockband? O dicho de otra manera, noche de cuatro pelados trepados en nuestro escenario picando botoncitos en una guitarra de plástico y mucitando o berreando cosas al micrófono, eso sí, divertidos como enanos. Ahora que si de regresiones hablamos, Back to the 80's es el evento a tener presente: gente vestida según la extravagante usanza de aquellos días, guapas meseras en patines con malteadas de fresa o nachos con ese queso amarillo que culposamente nos encanta, y para rematar, la primera parte de tres de las mejores sagas hollywoodenses de la epoca: Back to the Future, Karate Kid y Ghost Busters.

Guapas en patinesy adultos con guitarras de plástico con los respectivos flñyers de los eventos.

Para no dar a entender que en Tzikbal somos excesivamente campechanos, basta recordar nuestros eventos con títeres. El primero de ellos, Hombre animal o monstruo a cargo de la compania Triciclo de Metal, fue para decirlo en pocas palabras, de una macabra sensualidad, con lacónicos personajes de psiquiatrico, tétricas muñecas enamoradas, o viejos generales con maletas llenas de nostalgia y besos que confunden entre títire y titiritera. Ah sí, y Eli Guerra nos acompaño aquel día como una expectadora más. En una línea semejante, tenemos a Kaplan, a cargo de la compania Banyan espectáculo que por su parte emplea la sombras de los títeres como principal, aunque no unico elemento narrativo, con todas las posibilidades que esto conlleva. Banyan nos cuenta una historia de cazadores, fieras y árboles sagrados, impregnada de erotismo y de una elegancia silenciosa que seduce a la vez que intriga.

Títeres, flyers y Sol.

La verdad es que rodearnos de arte nos agrada mucho en esta cooperativa, de lo cual, la exposición titulada Yolemem es una prueba más. El artista Fabricio Cajeme, de origen Yaqui, inauguró dentro de nuestras paredes una muestra de su obra, cargada de elementos mágicos, de alusion a transfiguraciones, y elementos simbólicos propios de su legado, obra que aún nos acompañará en el local hasta el 31 de julio. Adicionalmente, aquel día contamos con una suigeneris relectura de la danza del venado, ejecutada por el bailarin de danza butho Nextepehua, quien dejo a los asistentes boquiabiertos, por decir lo menos. No obstante, la belleza no es la única de las preocupaciones de esta Cooperativa, comprometida firmemente con el cuidado del medio ambiente, compromiso que se se ve reflejado tanto en nuestro actuar cotidiano, como en eventos como la presentación de la revista Mundo Verde, publicación en línea que através de ofrecer posibilidades de acción local se ocupa de temas ambientales globales.

"Música que cura avanza", ponentes y bocadillos

Y bueno, marineros, last but non least, y fieles a nuestra promesa de hablar sobre Ulises, terminemos este ejercicio de memoria con el performance a cargo del artista español Pablo Hoyos, titulado Saturno: Satanizar el fuego, en que un hombre, amarrado a un mastil de concreto con cintas de papel plástico, espera escuchar el canto de las sirenas, que por pos su parte se le muestran en todo su violento accionar, recordándonos que una vez que se ha escuchado su canto, uno ya no vuelve a ser el mismo.

Pablo en una noche de bohemia.

Esperamos que Tzikbal siga siendo este canto para muchos de nosotros, canto que en nuestro caso permite la posibilidad de réplica y de cancionar juntos. Les esperamos todos los viernes y sábados para vivir de primera mano esta experiencia (sin necesidad de atarse a mastil alguno).

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